A medida que los edificios se vuelven más altos, las cargas y los problemas relacionados con las tuberías ascendentes también se vuelven más complejos. Las tuberías ascendentes están sujetas a fuerzas hidráulicas debido a los cambios de presión y también a las expansiones y contracciones térmicas.
El cambio de longitud debido a la expansión térmica puede crear fuerzas significativas tanto en la tubería como en sus restricciones, que a su vez se transfieren a la estructura del edificio. Estas fuerzas pueden causar un alto estrés inaceptable en los componentes mecánicos y hacer que fallen. Las soluciones implementadas en el pasado para resolver este problema consistían principalmente en agregar juntas de expansión o lazos de expansión horizontales. Ambos métodos tenían sus propias desventajas, como problemas de fiabilidad y el indeseable requerimiento de más espacio.
Si se implementa una solución con lazos de expansión, la tubería no solo ocupa un espacio valioso, sino que también crea pérdidas de carga adicionales, debido a los numerosos codos necesarios, que obligan al flujo a cambiar repentinamente de dirección, agregando resistencia al flujo. Esto significa que se necesita una bomba más potente y con mayor consumo de energía para entregar el mismo volumen de agua.
Las juntas de expansión evitan el uso de este valioso espacio adicional y las grandes pérdidas de carga, pero cualquier fallo de estas juntas de expansión puede convertirse fácilmente en un problema importante. Esto se debe a que pueden comenzar a filtrar agua, lo que podría causar un gran daño por agua en el edificio. Por ello, deben ser inspeccionados periódicamente, lo que obliga a que sean accesibles, lo que aumenta los costes de construcción y mantenimiento.
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